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El cine documental tiene algo que lo hace realmente especial. Evidentemente, al tratarse de no ficción, marca claramente las diferencias con cualquier película al uso. No se trata de contar una historia inventada, con una estructura marcada de tres actos, diálogos chispeantes y mucha acción. El objetivo es más bien contar una realidad, algo que está sucediendo a veces delante de nuestras propias narices, pero que por cualquier motivo desconocemos. Puede que porque no nos llame tanto la atención como la última película de superhéroes. Puede que porque jamás nos han mostrado ese problema de una forma adecuada, que nos enganche, y que a la vez nos haga pensar. El documental es un género antiquísimo y tiene también sus propios subgéneros, desde el famoso true crime tan de moda en estos días hasta los clásicos documentales de naturaleza. Es cierto que en los últimos tiempos, y gracias especialmente a Internet y las plataformas de streaming, este tipo de películas se están haciendo mucho más populares.

Las series y películas documentales han llegado a colocarse en los primeros puestos de Netflix o Amazon Prime en estos últimos años. Son producciones que han tomado mucha influencia de la ficción, eso sí. En su formato, en su montaje, en la manera en la que se cuenta la historia. El documental hoy en día está más guionizado que nunca, pero eso no le debe restar un ápice de veracidad a lo que se muestra en él. Ya sea para hablarnos de la imponente carrera espacial a inicios de la Guerra Fría o del problemático cambio climático que estamos sufriendo, el documental debe dar esa información de forma clara, pero también amena. Es así como se consigue que todos los públicos lleguen a ella, desde el que ya está interesado hasta el joven que se queda con curiosidad al ver el tráiler. Algo así debió pensar Chema Rodríguez, cineasta sevillano, cuando decidió sacar adelante el proyecto de Estrellas de La Línea. Este documental de 2007 fue su primera incursión en el cine, y llamó mucho la atención en todo el mundo por tratar un tema delicado: la prostitución.

Chema Rodríguez, su director

Chema Rodríguez nace en Sevilla, en 1967. De ascendencia guatemalteca, el joven autor comenzó como guionista de documentales para la televisión pública española y el canal GeoPlaneta. También publicó varios libros a principios de los 2000, como El Diente de la Ballena o Anochece en la India, que sería posteriormente llevado al cine. Su interés por el documental le llevó a ponerse tras las cámaras para rodar Estrellas de La Línea, un proyecto en el que empeñó varios años de investigación y más de seis meses de rodaje. Aparecido en 2007, este documental ficcionado consiguió premios en distintos festivales, y le aupó como uno de los nombres importantes de la industria. Colaboró posteriormente en otros proyectos tanto documentales como de ficción: Maras, El Abrazo de los Peces o Los Gigantes no Existen, esta última también en Guatemala.

Un documental muy polémico

Estrellas de La Línea fue seguramente el proyecto más ambicioso al que Rodríguez se enfrentó en su momento. A mediados de los años 2000, y ya con buena reputación dentro del mundo de los documentales, decidió hacer algo diferente, picada su curiosidad por una noticia que conmocionó a todo un país. Un equipo de fútbol femenino había sido expulsado de un torneo en Guatemala al descubrirse que sus integrantes eran prostitutas. Las mujeres, que trabajaban en la capital, en la zona de La Línea, solo buscaban llamar la atención sobre su terrible situación. Día tras día sufrían la violencia de la policía, los clientes y sus propias parejas. Reclamaban derechos y ayuda, pero nadie las escuchaba. Varias mujeres fueron asesinadas en el año 2004 sin que esos casos llegaran a concluir con condenas.

Es por eso que las mujeres decidieron llamar la atención a través del fútbol, un deporte muy popular en el país. Se inscribieron en un campeonato, pero fueron expulsados al saberse que eran prostitutas. Esa fue la única razón para sacarlas de la competición: su trabajo. Mientras unos las señalaban y las estigmatizaban, otros se apiadaron de estas mujeres, que solo  pedían justicia y protección. Chema Rodríguez quedó fascinado por esta historia y voló a Guatemala en 2006 para rodar un documental sobre ella, en tono de comedia. La intención del sevillano era mostrar una realidad cruda e injusta, disfrazada de esa comedia casi patética que se desarrollaba en pantalla. Un divertido dulce cargado de polémica, que también incluyó las reacciones más insólitas en el país ante el caso de estas mujeres. La denuncia sobre su situación provocó que se hicieran famosas de la noche a la mañana, y les dio cierta esperanza para cambiar su situación.

Premios

Estrellas de La Línea era una rara avis en el circuito de festivales. Era una película, porque tenía trazas de ficción, pero también un documental, porque todo lo que se mostraba era real, como una recreación de lo sucedido. Las protagonistas eran las mismas mujeres que formaron el equipo de fútbol, contando su historia a través de los recuerdos. Aquella extraña mezcla dio sus frutos y sorprendentemente, el documental llegó muy lejos en algunos festivales importantes. Estuvo en Berlín, y  también ganó un premio en el Festival de Málaga, y otro en el de San Sebastián. Estrellas de La Línea se proyectó en todo el mundo, desde Mombai a Edimburgo, en diferentes festivales y secciones oficiales. También se estrenó en cines comerciales, aunque con un paso algo más discreto. Actualmente se puede encontrar en la plataforma española Filmin.

¿Cómo es la realidad de las prostitutas?

Uno de los puntos clave de la obra es mostrar, aunque sea en tono de comedia, la situación tan desesperada que viven las trabajadoras sexuales en Guatemala. Arraigadas en una sociedad que las humilla y las violenta constantemente, sin recursos ni tampoco alternativas, estas mujeres sacan coraje de donde no lo hay para seguir adelante. La realidad de la prostitución es muy parecida a la que se ve en la película, aunque tenga ya unos años. Hay cosas que no cambian demasiado, y por desgracia las mujeres en Guatemala siguen siendo totalmente ignoradas. Se las aparte de la sociedad, se las señala y se las califica con todos los insultos posibles. Lo único que ellas buscan es tener el respeto y la dignidad de cualquier ser humano. Que no se las pegue ni se las mate de forma indemne. Que se las cuide y se las proteja, como seres humano